domingo, 29 de abril de 2007

R & D

Quedó suspendido en la oscuridad un momento. Tras los últimos minutos, aquello era casi agradable, pero sólo casi.
- Entonces, ayúdame a subir -sugirió.
- Creo que va a ser un poco difícil -gruño Dosflores-. De hecho, me parece que no podré hacerlo.
- ¿A qué demonios estás agarrado?
- A ti.
- Además de a mí.
- ¿Cómo que además de a ti?
Rincewind dijo una palabra breve.
- Bueno, mira -dijo Dosflores-. La escalera va en espiral, ¿no? Si te balanceo y luego te suelto...
- Si vas a sugerir que me deje caer seis metros en la oscuridad más absoluta con la esperanza de chocar contra un par de peldaños resbaladizos que a lo mejor ni siquiera están ahí, ya puedes olvidarlo -replicó Rincewind con brusquedad.
- Hay otra posibilidad.
- Escupe.
- Puedes dejarte caer ciento cincuenta metros en la oscuridad más absoluta y chocar contra un suelo que seguro está ahí -dijo Dosflores.
Un silencio de muerte le llegó desde abajo.
- Eso ha sido sarcasmo -le acusó luego Rincewind.
- Me limitaba a señalar lo obvio.


Fragmento de "La luz fantástica", de Terry Pratchet.

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