lunes, 23 de abril de 2007

En el mundo de U.



Y en esas que nuestro protagonista, de cuyo nombre nadie se acuerda, quizá porque nadie lo ha escuchado nunca, empezó a andar por ese nuevo mundo que tanto le había costado descubrir pero tan rápidamente le sorprendió. Más que nada por la completa y absoluta falta de gafas. Sí, no se extrañen. Nuestro protagonista proviene de un mundo muy lejano, probablemente tan lejano que ninguno de ustedes llegaría ni con la más veloz de las gafas. Sepan que, en el mundo de nuestro protagonista, del que nadie quiere pronunciar el nombre, quizá porque nadie lo sabe pronunciar, las gafas son uno de los objetos más poco-veloces de todos. Cualquiera que sepa montarlas se lo puede afirmar tranquilamente. Pero volvamos a nuestra historia. Y, ya que estamos, pongámosle un mote a nuestro protagonista. Llamémosle U. En esas que U, andando por el nuevo mundo, se dio cuenta que no había gafas. No había gente, de acuerdo, pero tampoco gafas. Mientras iba andando se dio cuenta que el suelo desprendía un olor agradable, y el tacto no era duro y áspero cómo en el mundo de U, sino suave y agradable. Levantando la vista en el mismo momento en que una nube decidía irse a tomar unos copos de nieve, U contempló extasiado en el cielo el nombre de la ciudad en la que entraba: "Gomiland". Eso sí, el éxtasis no le duró demasiado, pues a traición apareció una malvada letra de BD, amenazadora, en inglés, y le desafió, con las peores notas y sílabas imaginables por el pobre U. Aunque al principio dudó entre correr o huir, U sabía que, si quería defender su poco-honor (propio de los habitantes de su mundo, dónde todo es poco-algo) tenía que sacar todo su poco-valor y enfrentarse a esa malvada letra musical. Antes que pudiera empezar, el embajador de Ghana, con su representante oficial, hizo acto de aparición y re-desafió a U, lanzándole varias preguntas en inglés. Aprovecho este momento para comentaros que, en el mundo de U, el inglés es un idioma harto temido, y pocos son los que han pronunciado una sola letra y hayan sobrevivido.

Con esas, y doblemente desafiado, U salió huyendo, entró en una casa, subió muchos pisos, pero muchos pisos, vio una ventana abierta y, completamente decidido, saltó a través de ella. Ni sabía porqué lo había hecho, pero en ese momento lo que más le preocupaba era el impacto contra el suelo. "¡Bah, pero si en ese mundo el suelo es de goma!", podríais pensar. Cierto, el 99,9% del mundo de Gomiland es de goma, pero el restante 0,1% es puro cemento inglés de las Malvinas. Y nuestro querido U, con su poca-suerte habitual, había ido a parar al barrio de los Malvinos. Y mientras caía inexorablemente hacia el vacio, se dio cuenta de ello.



De momento, el texto termina aquí. Si os gusta, me alabáis como un nuevo maestro literario, me dejáis un post con ello y este me gusta, continuaré la publicación. Si no os gusta, ni me alabáis como nuevo maestro literario, ni me dejáis un post con ello, continuaré la publicación porque eso es lo que quiero. Saludos de vuestro amiguete.


1 comentario:

Anónimo dijo...

pobre U... acabarà fet xixines... però almenys algú li farà fotos, i faran postals, doncs serà el primer suicidi amb éxit a gomiland!

un aplaudiment per en U!!